Los Jaivas son un grupo mítico dentro de la música popular chilena. Podríamos decir que, junto con Inti Illimani y Congreso transportan a ese pasado recurrente y casi obsesivo que no por lejano se hace menos presente. Y sus seguidores se multiplican en la misma proporción que aumenta la familia de sus fanáticos iniciales.
Es el caso del rancagüino Alfonso Flores Lillo (19, estudiante de Tecnología en Sonido en un instituto profesional de Rancagua), músico desde que tiene uso de razón y que trae en sus genes su pasión por el conjunto. Activo participante de la "Comunidad JaivAmigos" que reúne a todos los grupos que rinden tributo a Los Jaivas, junto con su madre integra el grupo Ciclo Vital, que sin fines de lucro, han animado varios eventos en la región.
Desde ayer, la vida de Alfonso en algo cambió. Comprobó que su perfeccionamiento musical y su pasión por lo que hace le traía sus frutos. En la Tocata de la Cultura y Arte Indígena efectuada en Cerro Blanco (Santiago), en una época dramáticamente importante porque se recuerdan los fallecimientos del Gato Alquinta y de su hijo Eloy (enero 2003 y marzo 2004, respectivamente), Alfonso, emocionado hasta las lágrimas, tocó tres canciones junto a sus ídolos. Para los conocedores de la discografía estas fueron La Conquistada, el maravilloso Mira Niñita y cerraron con Todos Juntos, que a estas alturas ya es todo un himno y que Alfonso lo dedica a nuestros cyber lectores:
"Hace mucho tiempo que yo vivo preguntándome porque la tierra es tan redonda y una sola no más... si vivimos todos separados para que son el cielo y el mar, para que este sol que nos alumbra si no lo queremos ni mirar"