Somos del Continente americano, por lo tanto ¡tenemos otra fiesta! … Debemos celebrar, también, el Día del Padre el tercer domingo del mes de Junio, y no porque la estadounidense Sonora Smart Dood en 1909 así lo haya manifestado, Aunque no está de más decir que ella inició esta idea para enaltecer el recuerdo de su padre, un veterano de guerra que, aunque quedó viudo, supo salir adelante con sus 6 hijos.
Lamentablemente, para Sonora, su idea no sería la única en el mundo, porque en nuestro país también hay cientos de padres que, en la vida diaria, también viudos, separados y divorciados sacan adelante a 6 y más hijos… También tienen esa facultad.
Si bien hay padres ausentes, alejados, fugitivos, esa es una situación vivencial, propia de parejas… pero tras esos padres prófugos, lejanos, perdidos, existirá siempre alguien que adora a ese hijo: y es la madre, que con dobles jornadas y correrías multiplicadas, también es padre.
Vamos al objetivo de este saludo a los padres (incluyendo las madres-padres) de nuestro gran Rancagua y de todas las ciudades y pueblos de nuestra Región de OHiggins… extendiéndose, por supuesto, a todos los padres de la nación. Aquí me detengo a manifestar que la paternidad, muchas veces es un trabajo poco reconocido, agotador, ilimitado, preocupante, que se ejerce –como bien opinan muchos- en las "horas libres". Esto último es una gran realidad: es la madre, Principalmente la que trae a los hijos al mundo, lo amamanta, lo acurruca, llegando a ser un dependencia bastante fuerte… ¿Y el padre? , claro, no cumple con esas misiones y tiene el tiempo para acurrucarlo, jugar con él, pasear, estar pendiente de sus necesidades, es decir, todo lo externo, a excepción del amor que nace de su corazón.
Es una misión que no se estudia en ninguna universidad pero se trabaja a full en ella, por decenas de años: desde su nacimiento, luego los estudios, sus enfermedades, sus gustos, sus consejos, su seguridad. Y no tiene sueldo; el único pago es el orgullo de lograr que sus hijos sean sanos de cuerpo y alma, serios en su sentir y actuar y que logren la felicidad.
Es curioso, porque a pesar de los gastos, preocupaciones, incomprensiones y momentos durísimos, el padre jamás se arrepiente de serlo. (Quiero reiterar que este artículo está dedicado a los padres y madres-padres. Los escapados tienen su día propio… ) Son los papás preocupados quienes piensan que “es lo más maravilloso que les ha ocurrido en sus vidas: los transforma, los hace sentir protectores, responsables, jugados, a pesar del gran compromiso que ello significa.
"Un buen padre vale por cien maestros" (Jean Jacques Rousseau)
Es la verdad. Porque muchas veces no se les reconoce; se les ve como mero proveedor. Otras tantas oportunidades se ven cansadísimos y pensando en el futuro de sus hijos pequeños, adolescentes e- incluso- adultos. Es el padre que, junto a la madre, no deja de estar cerca de ellos, aunque éstos tengan una nueva vida formada. El padre también sufre y sueña con la felicidad de sus hijos, y es tiempo de reconocerlo.
Los papás actuales han cambiado. Ya no son los hombres serios, que llegan para escuchar de la madre una lista interminable de reclamos. Este siglo también tiene sus facilidades y exigencias para ellos; la misión del padre no es fácil: ahora, aparte de comprarle sus cositas, preocuparse de una enfermedad, ver el colegio, también tienen que llegar a cambiar pañales, tirarse en la alfombra para jugar con ellos. Y cuando van creciendo, estar a su lado, escuchándoles, aconsejándoles, poniéndoles metas, exigiéndoles. Lo mejor de todo es ser amigos, pero –primero padres.
El reloj natural de los tiempos nos marca esta fecha significativa, inolvidable y perdurable. Pasan por nuestra mente gestos y actitudes, y revivimos caricias, o extrañamos esos mimos que no hemos tenido ahora 0 ,tal vez, nunca. Pero estás ahí; te puedo ver, escuchar… Querido viejo, prudente y experto guía; muchas veces has tropezado fuertemente para evitar los escollos de mi camino… No olvido cuando pequeña, a metros de distancia, me tendías tu mano fiel, invitándome a avanzar con mis primeros pasos.
Y se va alejando tu juventud, y la vida colmó tu cabellera de blanco… y se lleva tu energía, tu fuerza vital… ¡Cómo no tener mágicos bríos para hacer brotar, nuevamente, tu antigua fortaleza. Estás cansado, tus pasos van entre la sombra y el silencio, y el reloj de tu vida casi ha enmohecido sus cuerdas, su corona… y te detienes luego de algunos pasos, por tu cansancio y tu figura lenta y pesada.
Tu avance es lento y paulatino, pero buscas las fuerzas para inclinarte y acurrucar a tus nietos. Tienes la palabra precisa para enderezar la senda de tus hijos ya crecidos… Estás anciano y encorvado, pero levantas tu cabeza cubierta de albura, para extender tu mano y buscar apoyo en el hombro de tus hijos, como absorbiendo de ellos más vitalidad y fuerza.
Sí, los años se vinieron sobre tu vida, esa misma vida que ha pasado por mi existencia. Tal vez poco hablas, poco dices con palabras, pero también valen tus miradas. Tienes un sitio especial en este mundo. Aún nos quedan muchas horas, muchos soles y lunas. Y la semilla que dejaste en esos bellos campos hace algún tiempo, aquella que cultivaste con emoción, te seguirá dando frutos tiernos, en honor a tu servicio cotidiano y en recuerdo de tus años viejos.
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