El cambio social

02 Marzo 2008
¿Qué se necesita para un cambio? ¿Cómo podría darse éste en nuestra sociedad?
Constanza Céléry >
authenticated user Corresponsal

Es muy difícil entender cómo se produce un cambio social y más aún cultural, por lo difuso que es en sí ese concepto. En variadas exposiciones de expertos sociales se concluye que la causa y la solución a los problemas sociales es la cultura y su modificación, pero ¿cómo es posible inducir un cambio cultural, por lo menos desde las políticas públicas o desde los juegos políticos? y si no es posible desde arriba, ¿cómo es posible desde abajo, desde la micro sociedad?

Las explicaciones son variadas, se pueden encontrar las antropológicas, las comunicativas, las de clase, las organizacionales, las políticas públicas, las educativas, las revolucionarias y las conservadoras.

Hasta el momento ni la lucha de clases, ni la ocupación del poder por movimientos sociales, como es posible establecer a la Concertación, han dado comodidad a la sociedad actual, contenida en un mundo liderado por el mercado y sus discursos supuestamente comprensivos.

Cuando los actores manifiestan su posición, lo hacen sistémicamente transformando las señales enviadas desde el exterior a través de su propio código sistémico para que lo pueda aceptar y abstraerse de la contradicción, cayendo muchas veces en interpretaciones nebulosas de los problemas. Por ejemplo, desde el sistema empresario, un daño ambiental no se conceptualiza como daño, sino como impacto ambiental y es un agravio pronunciar la palabra daño. Para el sistema social (las personas y agrupaciones del tercer sector ONG) ese impacto es traducido lingüísticamente en un daño.

La Responsabilidad Social es una de las formas que tiene el sistema empresarial de enfrentar una señal del exterior e integrarla en su sistema. Si tradujera la señal igual que como lo integra un opuesto, en este caso las personas, se produciría la contradicción que puede llevar a la autodestrucción del sistema, ya que todas sus acciones deben ir en función del objetivo número uno que es subsistir.

Ante la diferencia por un lado, de compensar a la sociedad por un impacto y la de solucionar o curar un daño, la solución dependerá de cuál sistema es el que se impone con mayor fuerza que otro.

Sin embargo, es posible recurrir a un árbitro lingüístico, encontrar un tercero de tipo justiciero estatal que determine lo que se entenderá en una situación, si es que se trata más de un daño o más de un impacto y que regule las medidas al respecto, así comprender cuando es que se trata de responsabilidad y cuando es que se trata de marketing por ejemplo.

El árbitro lingüístico, existe efectivamente, en algunos casos puede ser el poder judicial y en otros la democracia, sin embargo, la red política y fáctica le resta poder al de la democracia, produciendo una baja representación de la ciudadanía en los políticos, porque éstos tienden a traducir más allá de lo que puede ser una diferencia sistémica, en una intencionada tergiversación de conceptos, que busquen aminorar para su conveniencia, el sufrimiento ciudadano de vivir impotentes ante la injusta realidad.

De esta forma, ante una representación política que no representa a sus electores, los partidos políticos disminuyen su adhesión y los sujetos se distancian de las decisiones respecto a sus problemas e inquietudes, por lo tanto misteriosamente la sociedad se aleja de lo que era considerada su principal característica, ser política.

Si las demandas sociales no obtienen respuesta ni a través de la democracia, ni a través de los partidos políticos, la última posibilidad para producir un cambio, sería cuando opera la pérdida de credibilidad y por lo tanto la legitimidad de un gobierno se vulnera, siendo éste un incapaz de superar la tensión entre la pretensión de ser legítimo y la verdadera credibilidad que emana de la sociedad.

Lo único capaz de destronar un discurso, y eso tiene bastante relación con la posibilidad de un levantamiento social, es decir, con el relevo de ciertos grupos políticos por sobre otro, es a través de la emergencia, desde la misma sociedad, de un grupo nuevo. Para eso es necesario que nuevas hondas políticas circulen, que efectivamente la educación proporcionada por los gobiernos de la Concertación sea la herramienta para configurar un nuevo orden político subterráneo desde las masas.

Primero entonces, se debe albergar el espíritu crítico en los grupos ciudadanos, para que se cuestione el status quo y entre en el gobierno en una crisis de legitimidad, para luego este espíritu crítico se manifieste en agrupaciones que busquen el poder, indispensable, para efectuar los ajustes pertinentes que necesitamos y que exijo como chilena.

Por esta razón es importante saber utilizar las oportunidades sociales que existen cotidianamente, como en el paradero sociabilizar con los del barrio, o en la micro conversar con el ser humano sentado al lado tuyo, o utilizar los espacios comunales, etc. Sin solidaridad verdadera y sin organización, sólo seguiremos viviendo en la resignación.


Esta semana en La Pollera:

vea1.jpgVEA: Érase una vez en el oeste

escu11111.jpgESCUCHE: Django Reinhardt

elea1111.jpgLEA: El caballero dela carreta

pers1.jpgGRANDES PERSONAJES: Chaparrón Bonaparte

critic111.jpgCRÍTICA EXISTENCIAL: No necesito eso