CRÍTICA EXISTENCIAL: No necesito eso

CRÍTICA EXISTENCIAL: No necesito eso

02 Marzo 2008
¿Cuántos sucios capitalistas hacen trampas al momento de hacer dinero? Conózcamos tres casos en los que nos hacen hacer uso de la billetera, para suplir necesidades falsas. Yo creo un virus, y yo vendo la vacuna: un manejo sucio en la vida.
Simón Ergas >
authenticated user Corresponsal

Resulta que tengo un refrigerador de doble puerta General Electrics como del año setenta u ochenta. Es de un amarillo suave y si la puerta no cierra bien a veces es por descuido de uno, porque todas sus funciones siguen impecables. Además aparece en la película Thelma & Louise (en la foto).

Mi amigo Orwel, quizás sea un nombre apropiado para la realidad tan apocalíptica que estoy a punto de describir, entiende de mecánica y eléctrica. Me dijo que mi refrigerador era muy bueno. Que seguro no me iba a fallar en mucho tiempo más y que si lo hacía, me iba a costar mucho encontrar un técnico. ¿Por qué?, le pregunté. Porque refrigeradores así ya no se hacen.

Le pedí explicaciones y me contó que había leído un artículo de esos que les gusta criticar la realidad (valga la redundancia) que decía que hoy en día, la gente de General Electrics asiste a los remates de estas máquinas antiguas, de estas máquinas hechas con la regla normal de quien fabrica algo: para que funcione. Esta gente  compra sus propios refrigeradores y, para decirlo con una expresión simple, los muelen a palos. ¿Por qué? ¿Por ser tecnología antigua y ya no de peso? No, los destruyen para que el mundo no conozca un refrigerador que funcione eternamente.

Resulta que hoy en día los artefactos eléctricos los hacen para que fallen, y así uno piense “Bah, necesito un refrigerador nuevo”. En primera instancia, sí, esa es la respuesta. Hacen máquinas para que dejen de funcionar y uno compre una nueva. Pero la realidad es que uno nunca necesitó una máquina nueva, sino un fabricante con sentimientos o con un mínimo de humanidad. Generalmente uno cuando va a hacer algo lo va a hacer bien, o al menos va a intentarlo, pero esta gente ya tiene posicionado el nombre de su marca, ya tiene demasiada plata y no le importa nada. Pueden hacer máquinas malas y que fallen, total les van a seguir comprando igual, porque quieren que creamos que necesitamos un refrigerador cada tantos años.

Esta manera de tratar a las personas, haciéndoles pensar que tienen ciertas necesidades, es un sedante para que no nos demos cuenta del manejo social que se produce. Porque un refrigerador es poca cosa, ¿qué pasa cuando es el futuro o la vida misma? Hace algunos años sufrí el llamado de la patria, el no sé por qué bien ponderado servicio militar. Tuve que dirigirme por cinco años, todos los marzos a un cantón y depositar dinero para que no me molesten con sus juegos de guerra. Compré mi derecho a ser “libre” de elegir mi futuro. Cada vez que salí del cantón, salí satisfecho, eran las siete lucas mejor gastadas de mi vida: me estaba salvando el pellejo. ¡¡¿Por qué?!! Me hacen creer, sopesando gasto y beneficio, que vale la pena esa plata, que la gasté bien, que bueno que me saqué el servicio, pero en realidad, ¿por qué diablos tengo que pagarle al ejército para no estar ahí? ¿Cómo puede existir tal cosa como un servicio militar obligatorio? Ah, pucha, tuve la mala suerte de nacer en un país inconsciente que a pesar de haber tenido serios conflictos militares me obliga a participar de eso. ¡No, carajo! No voy a hacer eso. Y así es como nos hacen creer que la plata fue bien gastada, porque me hacen creer que tengo esa necesidad y pago por suplirla, siendo en realidad que nunca debería ser obligatorio el servicio militar en ninguna parte del planeta. Los que se crean soldados, los que se crean con el derecho de ejercitar una fuerza para jugar al gallito con otros países que lo hagan, pero de ahí a obligar a la gente a hacerlo me parece tan ridículo como estar obligado a hacer un ramo cristiano cuando se estudia cualquier carrera en la Universidad Católica.

Ya, mejor sigamos antes de salirnos de nuestras casillas. Dentro de la esfera del internet, en que leemos La Pollera, El Rancahuaso, o cualquirea de los Diarios Ciudadanos, también ocurre esto. Siempre ha existido el mito de que son las mismas empresas de antivirus las que crean los virus. Si esto fuera así, este sería un extremo burdo de todo lo que veníamos hablando. O sea, ellos venden la cura a algo que ellos mismos hacen, sólo que encubiertos. Un negocio sin una pizca de corazón, un negocio sin futuro, que representa nada más que una parodia de negocio. Y como nos encadenan, los necesitamos. Ese es el engaño, en principio nunca deberíamos haberlos necesitado.

En fin, con estos tres ejemplos podemos ver un funcionamiento errado, en el que nos hacen pensar de cierta manera para poder acomodar su producto en nuestras ideologías. Otra vez, manejo social, disfrazado de marketing, o viceversa. Hay que tener cuidado, ellos no se van a detener porque sacan provecho, uno es el que tiene que estar atento para que no nos alejen de la verdad.

Voy a anunciar el fin del mundo y voy a vender la salvación, así cualquiera po.


Esta semana en La Pollera:

vea1.jpgVEA: Érase una vez en el oeste

escu11111.jpgESCUCHE: Django Reinhardt

elea1111.jpgLEA: El caballero dela carreta

pers1.jpgGRANDES PERSONAJES: Chaparrón Bonaparte

El cambio social


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